La Ofrenda como Camino hacia la Libertad Interior

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La octava carta de Cartas de un Yogui Peregrino nos introduce en la profundidad de la ofrenda como acto sagrado, como una entrega consciente de nuestras energías, pensamientos y acciones al servicio del amor universal. Soma nos invita a vivir desde un lugar de rendición, donde dejamos a un lado el apego al resultado y permitimos que la vida misma fluya a través de nosotros.

En el contexto actual, esta enseñanza tiene un poderoso eco. Vivimos en una sociedad que valora la acumulación, la posesión y el control. Nos enseñan a medir nuestro valor por lo que logramos y acumulamos, más que por lo que damos. Sin embargo, Soma nos recuerda que la verdadera libertad no reside en retener, sino en ofrecer, en soltar aquello que creemos poseer para alinearnos con un propósito más elevado.

La ofrenda, tal como se describe en esta carta, no es un acto de sacrificio, sino de liberación. Es un gesto que nace del reconocimiento de que todo lo que somos y tenemos pertenece a un orden mayor. Cuando ofrecemos desde el corazón, nos liberamos del egoísmo y del miedo, permitiendo que la gracia del universo actúe en y a través de nosotros.

En un mundo lleno de obstáculos como el miedo, la desconexión y la resistencia al cambio, Soma nos ofrece un camino claro: practicar la entrega desde la confianza y el amor. Esto no significa renunciar a nuestros sueños o deseos, sino entregarlos al cuidado de una voluntad mayor, confiando en que la vida siempre nos guía hacia lo mejor para nuestro crecimiento.

La invocación de la ofrenda, incluida en esta carta, nos invita a recordar nuestra conexión con el todo y a vivir con humildad, gratitud y devoción. Al reconocer que somos solo un pequeño destello en la inmensidad del universo, encontramos fuerza en nuestra vulnerabilidad y propósito en nuestra entrega.

Que esta carta nos inspire a vivir cada día como una ofrenda, recordando que en la entrega sincera reside nuestra mayor fortaleza. Porque cuando vivimos desde el amor desinteresado y la devoción, nos alineamos con la corriente universal de paz y armonía que sostiene toda la creación. Y así, como dice Soma, nos convertimos en instrumentos de luz en un mundo que tanto la necesita.