Cántico al Alma Eterna
- Natalia Mendez Garzon
- 12 dic 2024
- 1 Min. de lectura

En el corazón del silencio,
un murmullo danza,
es Krishna soplando eternidades
en el cuenco vacío del ser.
No hay nada que alcanzar,
todo ya es.
Budha sonríe en la quietud,
la verdad flota como un loto,
abrazando las corrientes del río,
donde el tiempo se disuelve
y queda solo la paz.
Jesús abre los brazos
y el amor se derrama,
una corriente suave
que lava los miedos
y siembra luz en la sombra.
Kali danza entre las cenizas,
su furia es el fuego
que libera lo falso,
que purifica la raíz
y canta vida en cada grieta.
Durga, madre invencible,
nos sostiene en su regazo,
nos recuerda que el león
de nuestro espíritu
siempre ha sabido rugir.
Hanuman salta sin pensar,
confiando en el viento,
porque el amor lo lleva
más allá del horizonte,
donde solo el corazón habita.
No somos los nombres,
ni las formas que cambian,
somos el pulso eterno,
la respiración de las estrellas,
el gozo que baila entre la nada
y el todo.
Aquí, en el cuerpo sagrado,
el alma canta,
la energía fluye,
y el amor florece,
porque no hay más camino
que el que ya somos.


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